jueves, 20 de octubre de 2016

TULIPOMANÍA

     
   
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    Como todos sabemos, actualmente los tulipanes son un símbolo característico holandés. Cualquiera que viaje Holanda puede contemplar los maravillosos campos cultivados de estas flores que la hace tan característica y que a pesar de no proceder de Holanda, se ha convertido en flor nacional.

     Cultivados originariamente en el Imperio Otomano (hoy Turquía), los tulipanes fueron importados a Holanda desde Viena por Carolus Clusius, un eminente botánico que viajaba a Leiden para ejercer de profesor y que incluyó en su equipaje bulbos de esta planta que despertaron el interés de alumnos y colegas.
         
      Se cuenta que el botánico empezó a plantar tulipanes de variedades exóticas, pero los mantenía escondidos, como un secreto hasta que una noche alguien entró a su jardín para robar sus bulbos. Rápidamente estos comenzaron a expandirse gracias a que el arenoso suelo de Holanda, cercana al mar, resultó ser muy adecuado para el cultivo del tulipán. Así la planta se volvió conocida; se la apreciaba no sólo por bella sino también por exclusiva, ya que además de que florecía pocas veces al año, los tulipanes holandeses eran diferentes a los de otras regiones ya que nacían flores multicolores. Esto contribuyó al alza del precio de los bulbos hasta tal punto que si en 1620 el ingreso medio anual de una persona eran 150 florines, un bulbo de tulipán podía valer hasta 1000. Diez años más tarde, el precio de las flores se incrementó hasta tal punto que todavía se conservan datos de la época que atestiguan la venta de mansiones a cambio de un solo bulbo de tulipán.

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    Una curiosa anécdota de la época cuenta que un marinero fue recluido medio año en prisión por haberse comido un tulipán al confundirlo con una cebolla (como se puede apreciar en la imagen se asemeja bastante). Se le dio ese castigo porque el dueño del bulbo, había pagado nada menos que 3000 florines por la planta.
Este fenómeno generado por la exótica flor se conoció como “tulipomanía”. El precio de los bulbos de tulipán escaló de tal manera que se generó una burbuja económica, esto dio lugar a que mucha gente hipotecase propiedades con tal de adquirir bulbos lo que luego desataría una grave depresión financiera en los Países Bajos.

     A principios de febrero de 1637, se desató la catástrofe. Todos querían vender, pero nadie comprar. La gran dificultad para cumplir con los términos de los contratos y la histeria colectiva ocasionaron la quiebra de la economía holandesa. 
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   Una vez llegado a su fin el fenómeno de los tulipanes, Holanda necesitaría varios años para superar la depresión económica en que la dejó sumida el negocio. Más tarde, un libro de un periodista escocés -“Memorias de extraordinarias ilusiones y de la locura de las multitudes”- recordaría el suceso para la posteridad. Historia casi increíble, nadie hubiera pensado que estaría dispuesto a cambiar sus posesiones por una flor



 Información: Wikipedia , www.holland.com
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                                                                                                       Entrada creada por Isabel. 


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